La construcción de la personalidad es similar a la de un edificio.
Lo primero y más importante son los CIMIENTOS, es el fundamento de él depende el equilibrio y la estabilidad de toda construcción.
Según está metáfora, el edificio cuenta con varios niveles o pisos, que se corresponde con cada etapa del desarrollo.
En cada uno de ellos, los niños tienen necesidades psicológicas y emocionales que SÓLO LOS PADRES PUEDEN SATISFACER. De esto depende que los niños se sientan seguros, tranquilos y felices; o por el contrario, temerosos, inseguros, enojados o inquietos.
CUANDO EL NIÑO TIENE NECESIDADES INSATISFECHAS, MANDA UN AVISO A SUS PADRES A TRAVÉS DE CONDUCTAS O ACTITUDES, QUE LES EMPIEZAN A PREOCUPAR.
Estas conductas se llaman “FOCOS ROJOS” que se encienden para decir a sus padres:
En cada etapa surgen dos tipos de necesidades:
Y el niño irá registrando en el inconsciente cada una de las experiencias como agradables o desagradables, y serán decisivas para su conducta futura y su personalidad.
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